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UE en el Indo-Pacífico: la búsqueda de un camino intermedio

18 de abril de 2021
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UE en el Indo-Pacífico: la búsqueda de un camino intermedio

Después de que Francia, Alemania y los Países Bajos fijaran sus políticas hacia el Indo-Pacífico, finalmente la Unión Europea (UE) como bloque dio a conocer las conclusiones del Consejo para una estrategia hacia la región del mundo que concita más atención estos días.

Como buena “potencia normativa”, la UE enfatizó que la seguridad, prosperidad y desarrollo del Indo-Pacífico se conseguirán a través de la promoción de la democracia, del estado de derecho, de los derechos humanos y de la legislación internacional. Se trata, entonces, de un enfoque “cooperativo” que busca trabajar con actores de la región en temas que van desde el cambio climático hasta la libertad de navegación.

Sin mencionar directamente a China y Estados Unidos, el bloque reconoció la “intensa competencia geopolítica” que atraviesa la zona en temas como defensa, tecnología, comercio y cadenas de valor. Un especial interés manifestó la UE en garantizar la apertura y seguridad de las líneas marítimas comerciales, siempre en apego a las leyes internacionales y a la Convención de Naciones Unidas del Derecho del Mar.

El texto de 10 páginas, además, hace mención especial a la “centralidad” que tiene para la UE la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN); propugna por trabajar con países afines (like-minded); y reconoce los avances hechos por algunos estados miembros en esta área geográfica que se ubica entre “la costa este de África y los estados insulares del Pacífico”.

Novedades y realidades

Primero, el documento de los 27 viene a galvanizar el concepto de “Indo-Pacífico”, que ya es usado de forma regular por países como Australia, Canadá, Japón, Estados Unidos, India y Reino Unido, más los miembros del bloque que habían adelantado sus posturas al respecto. A pesar de que China siga desacreditando ese término, que encuentra divisivo para los asiáticos.

Segundo, demuestra que el Indo-Pacífico es el lugar “donde hay que estar” para ser tomado en cuenta como un actor mundial relevante, debido a su peso específico en materia económica, demográfica y, por supuesto, de seguridad.

De este modo, resulta posible indicar que la UE intenta mostrar una alternativa o tercera vía en medio de las tensiones entre Estados Unidos y China, con sus énfasis normativos, su reivindicación del multilateralismo y su apuesta por la ASEAN.

Tercero, existen temas espinosos que pondrán a prueba la determinación de la UE a la hora de reforzar su presencia en el Indo-Pacífico. La promoción de los derechos humanos y la democracia, por ejemplo, choca con las realidades de que en la región varios países tienen sistemas políticos con prácticas autoritarias. Australia puede contarles que ocurre en materia comercial cuando uno cuestiona a China en distintos ámbitos.

Por cierto, el Indo-Pacífico es un territorio rudo. Las marinas en la región solo crecen y hay varias que superan a las europeas en tamaño y poderío de sus flotas. Defender la libertad de navegación en áreas como el Este de Asia o el Mar del Sur de China no es lo mismo que proteger rutas frente a piratas somalíes o interceptar traficantes de personas en el Mediterráneo. Unos cuantos buques no harán mayor diferencia.

Con el Reino Unido fuera de la UE, probablemente en la Armada de Francia recaerá el gran peso de aportar a la seguridad marítima de la región, puesto que ya viene trabajando en ello de la mano de Australia e India. Como primer país en presentar una estrategia hacia el Indo-Pacífico en 2018, la Marine Nationale hoy tiene buques y submarinos recorriendo el área donde conserva territorios de ultramar en el Índico y la Polinesia. Alemania y Países Bajos también anunciaron despliegues de sus fragatas. Pero habrá que ver quienes, finalmente, deciden aventurarse en misiones de defensa de libertad de navegación en zona disputadas.

Por otro lado, varios miembros de la UE tienen hoy frentes abiertos en el Mar Báltico, Mar Negro y Mediterráneo Oriental, donde los avances de Rusia y Turquía complican a más de un socio. Estas mismas prioridades pueden dificultar los esfuerzos o aportes hacia el Indo-Pacífico.

También es un hecho de que por tener alianzas de vieja data, compartir valores, contar con protocolos similares y emplear sistemas de armamentos comunes, las marinas europeas terminarán trabajando con la Armada estadounidense en la zona. La interoperabilidad ya existe, no hay que crearla. Por lo tanto, puede que la UE no quiera tener que decidir entre China y Estados Unidos, pero en el terreno o en el mar la situación es muy distinta.

En suma, resulta interesante que la UE hay decidido tener una estrategia para reforzar su presencia en el Indo-Pacífico, pero al mismo tiempo se trata de una de las áreas con disputas más complejas y, por lo mismo, será una prueba constante para aunar posiciones de los 27.

Por último, para Chile se va imponiendo la realidad de que el término “Indo-Pacífico” ya es ocupado por gran parte de Occidente y por las democracias asiáticas, lo cual podría llevar a adoptarlo. Más importante aún, va siendo hora de desarrollar una política o estrategia de inserción a esta área sobre la base de lo avanzado en los últimos 40 años, pero asumiendo las nuevas realidades de competencia y sus efectos en el mediano y largo plazo.

Juan Pablo Toro V.


DESCARGA DOCUMENTO: EU strategy for cooperation in the Indo-Pacific


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