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HISTORIA | Napoleón: Emperador, modernizador y genio militar

1 de diciembre de 2023
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HISTORIA | Napoleón: Emperador, modernizador y genio militar

El reciente estreno de la película “Napoleón”, de Ridley Scott, nos brinda una oportunidad única para realizar un breve análisis del fenómeno de la guerra a través de los líderes relevantes en la historia universal. En este tema se cruzan transversalmente las relaciones internacionales, la seguridad y la defensa nacional, así como la estrategia militar.

A manera de introducción y contexto, corresponde destacar brevemente la figura de Napoleón Bonaparte desde algunas perspectivas: su origen; su legado como un gran modernizador; su condición de genio militar; y el rol de emperador y protagonista de la historia de Occidente. En síntesis, un personaje marcado por las luces y sombras de sus actos.

En ese marco, bien vale la pena partir refiriéndose a la apreciación que de él tenía su oficial a cargo en la Real Escuela Militar de Francia en agosto de 1785, para conocer su personalidad:

“Reservado y estudioso, prefiere el estudio a cualquier tipo de diversión, encontrando placer en la lectura de buenos y clásicos autores; muy aplicado [al estudio de] las ciencias abstractas, un poco curioso como los demás, [teniendo] un minucioso conocimiento de matemática y geografía; su personalidad es caracterizada por la soledad, calmado, caprichoso, un poco arrogante, extremadamente inclinado al egoísmo, habla poco, rápido y duro en sus respuestas, posee mucho orgullo y una ambición sin límites, este joven merece ser estimulado”.

Esta apreciación de un Napoleón adolescente no puede ser más correcta y precisa, pues bien refleja que su destino —como un gran personaje— estaba determinado por sus notables características individuales, solo dependiendo de las oportunidades que la vida le presentaría.

ORIGEN. Napoleón Bonaparte nació en la localidad de Ajaccio, del griego agathè, que significa lugar de “buena fortuna” o “buen amarre”, en la mediterránea isla de Córcega, un martes antes de la medianoche del 15 de agosto de 1769. A la fecha, Córcega poseía una población de 140.000 habitantes y Francia, 28 millones. Hijo de Carlos Bonaparte, abogado, y de María-Letizia Romalino, quienes estaban relacionados con la pequeña nobleza local, no eran una familia adinerada o rica.  Letizia dio a luz 13 hijos, entre 1765 y 1786, de los cuales ocho superaron la infancia. Con el tiempo se convertirían en un emperador, tres reyes, una reina y dos princesas soberanas. El dato relevante es que un año antes de que Napoleón naciera, Francia había adquirido la isla de Córcega desde la ciudad-Estado de Génova, Italia. Ambas circunstancias, sus antecedentes aristocráticos y, por cierto, su nacionalidad francesa, permitieron su temprano ingreso a la Escuela Militar.

En 1779 fue admitido, primeramente, en la Real Escuela Militar de Brienne-le-Château, región de Champaña. Destacó en matemática, geometría, álgebra, trigonometría y geografía. En 1784 ingresó a la prestigiosa Escuela Real Militar de París. En servicio, estuvo cinco años y medio de subteniente; un año como teniente; 16 meses de capitán; tres meses de mayor, y desde ese grado pasó a general con apenas 24 años. Es evidente que, sin los sucesos de la Revolución francesa, desatada el 14 de julio de 1789, no habría tenido esta meteórica carrera militar.

Sus grandes amores fueron:

  • Eugénie Désirée Clary (Marsella, 1777-Estocolmo, 1860), más tarde esposa del general Jean-Baptiste Bernadotte, quien acabó siendo coronada reina de Suecia.
  • Marie Josèphe Rose Tascher de La Pagerie (Trois-Îlets, Martinica, 1763-Île-de-France, 1814), viuda del general y vizconde Alexandre Beauharnais y a la que Napoleón llamaría Josefina, se casó con Napoleón el 9 de marzo de 1796, justo antes de iniciar la campaña en Italia.
  • Marie-Louise d’Autriche (Viena, 1791-Parma, 1847). Con ella tuvo a su legítimo heredero Napoleón II, el Rey de Roma, quien fallecería tempranamente a los 21 años de tuberculosis.

Fuera del matrimonio tuvo dos hijos:  el primero, con Éléonore Denuelle de La Plaigne (París, 1787-París, 1868), quien le fue presentada en 1806 por Carolina, hermana menor de Napoleón, y sería conocido como Carlos conde de León. El segundo, con Marie Walewska (Łowicz, Polonia, 1786-París, 1817), noble polaca, con el nombre de Alexandre Colonna Walewski. 

MODERNIZADOR.  Bonaparte fue la figura que condujo a Francia al siglo XIX con amplias reformas en la administración y finanzas, así como en lo constitucional y jurídico. Sus notables principios, como la igualdad ante la ley, derechos individuales, tolerancia y libertad religiosa,y meritocracia, tuvieron gran impacto no solo en Francia, sino que en toda Europa. Adicionalmente, la creación del Banco de Francia (1800), el sistema educacional público, así como los liceos para la educación secundaria y superior, fueron significativos aportes. De paso, muchas de sus reformas permearon posteriormente las nacientes repúblicas latinoamericanas. Un solo ejemplo, el Código Civil de Francia, o Código Napoleónico, estaba en pleno funcionamiento en tierras del Rin hasta 1900, y hoy su contenido sobrevive en el moderno sistema legal europeo. Sin duda, fue un líder y figura modernizadora, en el contexto de su tiempo.

GENIO MILITAR: Como militar y comandante en jefe de las Fuerzas Francesas, Napoleón conquistó la mitad de Europa continental en sus 16 años de reinado, entre 1799 y 1814. Durante todas las guerras emprendidas en su reinado, solo dos fueron ofensivas: la guerra peninsular en España (1808-1814) y la campaña de Rusia, en 1812. El resto fueron guerras defensivas, desencadenadas por sus adversarios europeos. Las características que lo definen como un genio militar son:

  • Su extraordinaria capacidad para identificar el problema a resolver por la fuerza.
  • Su sensible sentido de la proporcionalidad en el empleo de medios y esfuerzos militares. Así como una particular capacidad de dividir sus pensamientos en compartimentos, los que abría según se requería, reflejando una gran fuerza mental.
  • El uso de las “levas masivas”, reclutamiento en masa de soldados; factor clave de unidad y cohesión nacional.
  • Su destacado manejo de los tiempos y concentración de unidades para afectar al adversario en los puntos más débiles y decisivos. Por ejemplo, marchar separadamente, para converger en el momento y lugar decisivo.
  • Golpear al adversario en los lugares de contacto de unidades o límites entre ellas, es decir, en aquellos puntos donde normalmente existe fragilidad.
  • Su inigualable uso de la artillería como arma de decisión en las maniobras planificadas.
  • Su profundo conocimiento del adversario y comandantes.
  • Su fuerza, pasión y convicción de triunfar transmitida a sus subalternos.
  • Su capacidad única de combatir diferentes tipos de batalla en tan variados ambientes geográficos.
  • Su genial capacidad para adaptarse permanentemente, siempre identificando las oportunidades que se le presentaban.
  • Gran lector, aficionado a la lectura de libros de historia y biografías. Siempre conminó a sus oficiales a leer y releer las campañas de Alejandro, Aníbal, Julio César, Gustavo Adolfo, Príncipe Eugenio y Federico el Grande. Expresaba que la lectura es la única forma de convertirse en un gran capitán. Siempre llevaba su biblioteca móvil a las campañas.
  • Sus principales debilidades estuvieron en el escaso éxito en la guerra de guerrillas —como hasta hoy lo ha sido, por parte de ejércitos regulares— y en el empleo del poder naval o marítimo.

La razón por la que se lo considera como genio militar es que en la mayor parte de todas sus batallas y guerras fue capaz de vencer, aun siendo sobrepasado en fuerzas por el enemigo, ya fuera con movimientos de avances y retiradas, con uno o dos flancos comprometidos, o bien envolviendo al adversario para dislocarlos en la profundidad del dispositivo. Aunque era artillero, logró la maestría en la conducción de la infantería y caballería, modificando su organización y doctrina; así como en la formación y guerra de coaliciones (la invasión a Rusia consideró más de 20 países. De 600.000 tropas comprometidas, solo volvieron 100.000).

EMPERADOR. Debemos recordar que Napoleón tuvo tres momentos en los que ejerció el poder: el primero, como general, dependiendo del “Directorio”, desde 1795 hasta 1799; el segundo, denominado como “Período Consular”, entre 1799 y 1804; y el tercero, denominado “Período imperial”, desde 1804 hasta 1814. Es en este último período, Napoleón evitó que algunos realistas retornaran a los Borbones al trono de Francia, como ya lo habían intentado, y estaba convencido de que un imperio era necesario para mantener y expandir la influencia de Francia en Europa. En este contexto, él se autopercibía como un “libertador” más allá de Francia, destinado a remover a los pueblos de los gobernantes absolutistas que los oprimían. Sin embargo, no calibró que el accionar en otros países desencadenaría las fuerzas del nacionalismo, que últimamente serían la causa de su derrota, junto a una permanente guerra en contra de Gran Bretaña, que contenía aspectos económicos de base en todos sus conflictos.

HISTORIA.  Resulta evidente que los individuos por sí solos no crean la historia, pero igual de evidente que los grandes acontecimientos, siempre han requerido de personas que alteren su curso en un contexto determinado. Probablemente, sin la Revolución francesa no habría existido un Napoleón; aunque no hay duda de que los hechos posteriores a ella habrían sido muy distintos de no surgir la figura de Bonaparte. Al final, son los individuos quienes han creado la historia, y no en un vacío, sino en un contexto, es decir, momentos y espacios en los que se definen los acontecimientos. Así como sin Napoleón no se explicaría un duque de Wellington, tampoco podríamos explicarnos los procesos independentistas en la región latinoamericana y, menos aún, el relevante influjo de oficiales franco-napoleónicos en nuestro proceso de independencia nacional.

La película de Ridley Scott es evidencia concreta de que la guerra es parte de la historia y, como tal, ha acompañado a la humanidad desde sus orígenes hasta nuestros días. De allí que deba ser conocida, comprendida y estudiada por todos los líderes políticos. Negar la guerra no impedirá que esta nos afecte. Como dijo Trostky, “puede que usted no esté interesado en la guerra, pero la guerra está interesada en usted”. En la guerra, la naturaleza humana juega un rol central, la cual está caracterizada —como ya lo indicará Tucídides en la guerra del Peloponeso— por el phobos, o miedo; el kerdos, o egoísmo, interés, envidia; y el doxa, entendido como el afán de honor y gloria, y es precisamente dicha naturaleza humana la que ha definido nuestra historia, la que ha dado origen a personajes de la talla de Napoleón Bonaparte.

Muchas gracias

Palabras del jefe de estudios de AthenaLab, John Griffiths, en la función privada de la película “Napoleón”, organizada por AthenaLab el 30 de noviembre de 2023


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