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COLUMNA | Liderazgo militar para candidatos presidenciales

Evidentemente, ser el candidato de una coalición es más difícil que serlo de un partido que juega solo, de memoria, adoctrinado, y con disciplina prusiana.

14 de Agosto de 2025 El Líbero
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COLUMNA | Liderazgo militar para candidatos presidenciales

Recientemente tuve la oportunidad de repasar la historia de cómo el mariscal británico Bill Slim logró primero expulsar y derrotar a los japoneses desde Burma, actual Myanmar, y después completar la tarea en el resto del sudeste asiático en la segunda guerra mundial.

La historia de lo que hizo Bill Slim, que partió su vida como un profesor normalista en Birmingham, queda muy bien retratada en el libro «Defeat Into Victory: Battling Japan in Burma and India, 1942-1945», una que parte con Slim organizando una retirada ordenada de su ejército desde Burma a la India, para después de reorganizarlo, adoctrinarlo, entrenarlo y equiparlo adecuadamente, reconquistar todo el territorio perdido y derrotar a los japoneses en 1945.

El mariscal William Joseph Slim llego a ser el jefe del Ejército Imperial Británico a fines de los 40 y gobernador general de Australia. Siendo en origen un inglés de clase media fue hecho vizconde por sus victorias militares. Algunas lecciones del liderazgo que nos entrega Slim y que pueden ser aplicables por parte de los candidatos presidenciales en competencia son:

  • Slim nunca perdía la calma, siempre proyectaba estar al mando, o in command como dirían los angloparlantes, que no es más que partir por estar en control o a cargo de uno mismo, condición sin la cual no se puede proyectar tranquilidad, confianza, dar órdenes y lograr que las sigan y ejecuten bien. Ustedes podrán darse cuenta de que hay candidatos que lo hacen mejor que otros o les sale más fácil hacerlo, algo que todo presidente que se plazca de tal sabe hacer correctamente, algo en que Ricardo Lagos era imbatible, pero en donde tampoco lo hacían mal Eduardo Frei hijo o Patricio Aylwin.
  • Slim aplicaba en buena forma el concepto de mission command, un concepto creado por Von Moltke el viejo, y que no es otro que lograr que los mandos subordinados entiendan claramente la intención estratégica del comandante, tengan una doctrina común, estén entrenados para llevar a cargo las órdenes, pero aplicando iniciativa cuando sea necesario, cosa que se pueden permitir por entender tanto el rol que ellos y sus unidades cumplen en el esfuerzo general que se está realizando, y por entender cuál es el propósito del todo. En este sentido, ustedes podrán observar candidatos que lo hacen mejor que otros, o los cuales han estado preparando sus equipos para el camino a la victoria desde hace un tiempo. Los que no han hecho las tareas aún tienen tiempo para hacerlo. Claramente es más difícil de realizar cuando se lidera alianzas, y no un partido único cohesionado.
  • Slim permitía la iniciativa por parte de sus mandos subordinados en el entendido de que ellos comprendían el propósito del todo y como ellos contribuían al esfuerzo general, pero más importante aún, generó una cultura en que el error era aceptado y deseado, esperando generara aprendizaje y cambios de conducta. No aceptaba la repetición de errores, casos en los cuales cambiaba a los comandantes sin contemplaciones, ya que en la guerra como en otras actividades riesgosas, no hay espacio para la incompetencia.
  • Para mandar grandes ejércitos y a grandes distancias Slim tenía un buen jefe de estado mayor. Evidentemente una sola persona no lo puede hacer todo. El rol del general en jefe es liderar y mandar, en dar las directrices principales, pero no puede estar en los detalles, en la planificación y en cada uno de los temas. El jefe de estado mayor organiza y hace que las cosas pasen, y si es bueno y confiable, mejor aún. José Antonio Kast tiene a Arturo Squella desde la presidencia de Republicanos, y Evelyn Matthei a Juan Sutil como nuevo jefe de campaña, una persona que producto de su carácter, experiencia y conocimiento hará que con rapidez las cosas funcionen correctamente.
  • Slim tenía un muy buen ojo estratégico. Sabía cuándo y cómo comprometer recursos, o cuando se debía protegerlos. Tenía muy claro el objetivo, tenía una visión sistémica de las cosas y los procesos. Una campaña política no es muy distinta a una campaña militar. Ambas no admiten cambios permanentes de objetivos estratégicos, ya que, de hacerlo, lo único seguro será la derrota. En ese sentido, es recomendable que los candidatos mantengan el rumbo general y solo hagan ajustes tácticos, ya que, de lo contrario, las tropas se pierden y confunden, pudiendo cambiar de líder si es algo muy frecuente.
  • Slim se conocía bien a sí mismo, se automotivaba y siempre andaba positivo, y más importante aún, reconocía sus errores y los corregía. Se reía de sí mismo cuando era necesario y nunca perdía el sentido del humor. No era el general más simpático del Ejército Británico, pero si conocía bien a sus soldados, sus capacidades y sus problemas. Se comunicaba bien con ellos, en el idioma que fuera necesario. Era un soldiers general, el equivalente británico del general Patton.
  • Slim lideraba con el ejemplo, no exigía nada que el no pudiera hacer y entendía que el ejemplo es autoridad moral en el ejercicio del mando.
  • Slim tenía inteligencia intuitiva, que no es más que la profundidad del conocimiento acumulado y la experiencia en la materia. No se puede llegar a puestos de alta dirección y ser exitoso sin esta condición, la que obviamente es necesaria para ser presidente.
  • Slim entendía que para que una estrategia fuera ganadora debía ser simple, fácil de entender y ejecutar hasta para el más joven de los soldados. Cuando se cumple esa condición los errores de ejecución se minimizan. En la guerra al igual que en los deportes y la política, no siempre gana el que más goles mete, sino el que evita que se los metan.
  • Finalmente, Slim al igual que otros grandes lideres militares, sabía que la victoria era 90% ejecución y 10% de estrategia. Una vez decidida la estrategia se aplicaba a que se cumpliera.

Dejo a los lectores concluir qué candidato es más aplicado en seguir las reglas del Mariscal Slim, y, por otro lado, como son de fácil aplicación, cualquiera podría eventualmente aplicarlas. Cosa de aplicarse, ser disciplinado, casi al punto de ser alemán. Evidentemente, ser el candidato de una coalición es más difícil que serlo de un partido que juega solo, de memoria, adoctrinado, y con disciplina prusiana.

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