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COLUMNA | Netanyahu vs los generales de Israel

Netanyahu ha ido limpiando el aparato de defensa y seguridad de Israel, asignándole a ellos las culpas por el ataque del 7 de octubre, y asignándose a sí mismo las victorias logradas a la fecha sobre Hamas, Hezbollah, e Irán.

20 de Agosto de 2025 El Líbero Richard Kouyoumdjian
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COLUMNA | Netanyahu vs los generales de Israel

Desde hace un tiempo que no escribía de las guerras en las que está enfrascado Israel, pero un reciente y serio impase que se produjo entre el primer ministro y el jefe del estado mayor general de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), el teniente general Eyal Zamir, a propósito de la idea de Netanyahu de tomar el control total de Gaza, la neutralización o eliminación definitiva de Hamas como una amenaza para el Estado de Israel, y la liberación de todos los rehenes vivos y muertos aún en manos de ellos, me hizo volver a hablar del tema, uno que es infinitamente más complejo que la guerra en sí misma, uno que enfrenta a lo político con lo militar.

Eyal Zamir recién asumió el mando de la FDI el 5 de marzo de 2025 en una ceremonia en que reemplazó al teniente general Herzi Halevi, quien había estado al mando de la FDI desde enero de 2023 y por ende para el fatídico 7 de octubre, por lo que era sindicado como uno de los responsables por lo ocurrido en esa fecha, pero que independiente de ello, permaneció 18 meses más al mando de la FDI y de las operaciones realizadas en ese periodo, siendo uno de los últimos relacionados a esa fecha en salir, cosa que ya había pasado con el ministro de Defensa, el jefe de la inteligencia, y generales de menor rango.

Eyal Zamir, quien había sido hace más de una década el asistente militar de Netanyahu y considerado como muy cercano a él, también había sido candidato para la posición de jefe de la FDI en dos oportunidades, la del 2018 en que no salió y lo dejaron de subjefe, y el 2021 en que se eligió a Herzi Halevi, pero que al no ser elegido, pasó a retiro y asumió como director general del Ministerio de Defensa, una posición muy importante, pero básicamente administrativa, por lo que para algunos resultó extraño que fuera llamado a dirigir la FDI estando fuera de uniforme y de la primera línea. Independiente de ello, tiene más de 40 años de experiencia militar y como buen general israelí, con mucha experiencia de combate y estudios en prestigiosas instituciones.

¿Cuál es el problema que llevó a que Eyal Zamir tuviera diferencias de opinión con Netanyahu y el actual ministro de Defensa Israel Katz a pesar de ser supuestamente cercano al primer ministro? Un problema típico que sufren los militares cuando enfrentan órdenes del ejecutivo en casos de guerra o conflictos. Por un lado, le están pidiendo que la FDI reingrese masivamente en Gaza para tomar el control absoluto de ese territorio, eliminando a Hamas en la pasada y liberando los rehenes que aún quedan en manos enemigas (vivos y muertos). Hasta ahí todo bien, pero para Zamir ello no es posible, no es posible para todos los generales israelíes, y no es posible para quienes son expertos en el tema de la guerra. Se puede hacer, pero el costo a pagar es muy alto para la FDI y sus tropas. Su costo beneficio es negativo y los retornos claramente negativos.

La FDI lleva movilizada 22 meses, lo que en tiempos de guerra es mucho tiempo, lo es para la FDI como cualquier otro ejército. Las reservas están exhaustas, la fuerza regular y permanente está estirada al límite, y, por otro lado, estiman que Hamas ya no es una amenaza militar para Israel que pueda colocar en riesgo su existencia. El problema es que no es lo que quieren escuchar el primer ministro, el ministro de defensa y las fuerzas políticas de derecha que lo sostienen en el poder, y como no les está dando en el gusto, le están haciendo la guerra, guerra que incluye a un hijo de Netanyahu que lo ataca por redes sociales.

Eyal Zamir es un militar profesional israelí, está al mando de la FDI y representa el sentir de sus soldados, y quizás de buena parte de sus familias. Ellos mejor que nadie entienden las complejidades y riesgos de entrar nuevamente en Gaza. Son ellos los que todos los días ven morir a sus compañeros de armas, incluyendo varios que lamentablemente se han suicidado, y que ya no ven el propósito de buscar repasar a Hamas más de lo que ya lo han hecho, excepto obviamente en lo que se refiere a los rehenes del 7 de octubre que aún no vuelven a casa. Respecto de eso último hay consenso, los rehenes deben volver y no es negociable.

Netanyahu no acepta la posición del líder de la FDI y no sería de extrañar que termine saliendo muy luego el que antes era su protegido. Netanyahu depende de la derecha dura para sostenerse en el poder y ellos le exigen la eliminación de Hamas a como dé lugar. Netanyahu, para seguir en el poder, depende más de aparecer como duro y los militares como blandos e inefectivos, que de una FDI que necesariamente produzca en Gaza lo que le están pidiendo, algo que el mismo Netanyahu, que fue militar, sabe es imposible, pero que obviamente no va a reconocer en público.

Netanyahu ha ido limpiando el aparato de defensa y seguridad de Israel, asignándole a ellos las culpas por el ataque del 7 de octubre, y asignándose a sí mismo las victorias logradas a la fecha sobre Hamas, Hezbollah, e Irán. De ninguna manera va a asumir el costo que significa entrar a barrer Gaza o el costo humanitario que actualmente pagan muy caro los civiles, costo que por cierto tiene más de Hamas que de Israel, pero del cual igual no se pueden desligar. De haber costos se va a asegurar que sean de los militares y no suyos. Ya hay voces de la derecha dura que recuerdan a los militares que deben ser obedientes y no deliberantes, pero todo siempre tiene un límite, incluso en Israel, en donde ya hay movimientos civiles contra la continuación de la guerra.

Por de pronto la posición técnica militar de Zamir ha sido la aceptada, es decir una versión más racional, con objetivos específicos y menos intensiva en soldados. No ha sido gratis. Se ha transformado en el enemigo público número uno de la derecha dura y los medios que ellos controlan. Ha sobrevivido, porque en un país que está casi siempre en guerra, no cualquiera llega a ser jefe de la FDI, una posición de mucho poder y prestigio, de un poder solo secundario al primer ministro, al que muchas veces se llega después de haber sido un general victorioso, algo del cual la historia del Israel moderno está llena de ejemplos.

El teniente general Zamir sabe, como buen estudioso de lo militar, que Gaza es lo más próximo a su Vietnam, donde no están de local y todo le juega en contra, en donde los políticos exigen, dan órdenes, no asumen responsabilidades, y en nada que sea importante ayudan, excepto en presionar.

Puedo estar equivocado y quizás resulta lo que quiere hacer Netanyahu, pero todo indica que es muy difícil una derrota total y completa de Hamas, el que claramente no presenta la peligrosidad demostrada en octubre de 2023. Israel es claramente la potencia militar dominante en el Medio Oriente, pero eso no significa que estén en condiciones de eliminar a Hamas de la faz de la tierra, tal como no lo han podido hacer con Hezbollah y los Hutíes. Los Estados Unidos de Norteamérica ya aprendieron la lección en Iraq y Afganistán, tal como lo aprendieron anteriormente ellos mismos en Vietnam y los Soviéticos enfrentados a los Talibanes. Eliminar a enemigos de este tipo se puede hacer, pero tiene un costo que ninguna potencia militar occidental está dispuesta o en condiciones de aceptar, y es por eso que extraña la posición de Netanyahu, quien está privilegiando su permanencia en el poder por la vía de decir y exigir lo que sus aliados que lo sostienen en el poder quieren escuchar.

Ya antes del 7 de octubre de 2023 las dos almas de Israel estaban en conflicto. El ataque del 7 de octubre las unió frente a sus enemigos comunes, permitió ir a la guerra, derrotar a los que amenazan su existencia, pero esa unidad se está perdiendo, y cuando ello sucede, vienen o se producen cambios políticos, y más importante aún, el soporte popular que todo esfuerzo bélico importante requiere. Eso lo sabe bien Eyal Zamir como también Benjamin Netanyahu. Uno ya actúa reconociendo que el cambio viene, mientras que el otro corre rápido antes de que el cambio suceda. Ya veremos quién sale vencedor en el enfrentamiento político militar.

Una de las gracias de todo buen político es saber cuándo terminar una guerra. Eso lo tenían claro los norteamericanos y los británicos en la Segunda Guerra Mundial, al punto que estuvieron dispuestos a usar bombas nucleares. Si la guerra se alargaba y con ello las bajas en los campos de batalla, no solo se habría perdido Churchill, sino Truman también. A Netanyahu le haría bien leer un poco de historia.

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