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COLUMNA | El caso de Israel en Chile: un año después del 7 de octubre de 2023
Lo que el ataque del 7 de octubre demostró es que asumir que una condición de pseudo paz con enemigos como los que tienen no es una alternativa de largo plazo.
Escribo este articulo como un amigo del pueblo judío y con el fin de explicar la lógica a su derecho a la defensa, pero, por sobre todo, a la sobrevivencia. No es un articulo en contra del pueblo Palestino, del cual se aprovechan movimientos como Hamas, los iraníes y otros extremistas.
Al poco tiempo del terrorífico ataque sufrido el 7 de octubre, escribí un articulo en Chile en que explicaba como se defiende el Pueblo Judío de sus enemigos, un artículo necesario debido a que la postura estratégica de Israel era solo básicamente conocida por los especialistas en la materia. Mucho de lo indicado en ese artículo y posteriores no ha cambiado, y un año después es conveniente volver a recordarlo, como también cómo es la situación a fines de septiembre de 2024.
La posición de Israel en el mapa, su falta de profundidad estratégica y el hecho de que siga estando ubicado en un barrio complejo y rodeada de gente que los quieren mas bien muertos que vivos no ha cambiado. Pueden haber reducido buena parte de las capacidades militares de Hamas, y ahora están haciendo lo mismo en lo que se refiere a Hezbollah, y lo más probable que después procedan con los Hutíes y otras milicias manejadas por Irán, y quien sabe, con los persas mismos.
Lo que el ataque del 7 de octubre demostró es que asumir que una condición de pseudo paz con enemigos como los que tienen no es una alternativa de largo plazo. Una cosa es tener buenos acuerdos con Egipto y Jordania, pero con movimientos irracionales no hay más alternativa que eliminarlos o reducirlos significativamente al punto de la insignificancia en lo militar y en cuanto riesgos a la existencia de Israel.
La buena noticia es que en lo militar Israel está de regreso, incluyendo sus capacidades en inteligencia y en operaciones especiales como demuestra la operación de los beepers y de las radios portátiles, como también la forma en que se han defendido de ataques posteriores de Irán y sus proxies, y en la precisión con que está eliminando a los liderazgos de Hezbollah y de la Guardia Revolucionaria Iraní.
También se podría decir que el regreso de las capacidades incluye claridad en el liderazgo militar y político, y que a pesar del costo que la guerra introduce en el liderazgo de cualquier nación y la lamentable situación de los rehenes, aún existe apoyo al proceso de reset que están haciendo con todo lo que sea percibido como una amenaza a la continuidad de Israel.
En lo local, y a diferencia de lo que ocurre en Argentina, hemos visto a un gobierno claramente anti israelita y hasta un cierto punto, antijudío, lo que no es una novedad debido a su ya conocida posición en el tema, lo que si es una novedad es la intensidad con que ello se manifiesta. La condena a los ataques del 7 de octubre fue solo moderada, no así lo que ha seguido después, que raya en la mala educación y en una actitud casi grosera.
La lista es interminable y va desde llamar al embajador en consulta, a apoyar iniciativas anti-Israel en la CIJ, desinvitar a las empresas israelitas a la FIDAE 2024, desincentivar la contratación de empresas israelitas como proveedoras de las fuerzas armadas chilenas, humillar en público al embajador de Israel, apoyar públicamente tanto en lo local y en lo internacional lo que tenga cara de pro-palestina, desconociendo que Israel no está en guerra con el pueblo Palestino, sino con Hamas y Hezbollah, quienes usan a los palestinos como escudos humanos y rehenes de sus iniciativas anti israelitas.
Lo que hace el gobierno chileno cuesta entender, no tiene lógica. Queda como una de esas cosas más que hace el Frente Amplio que cae en lo irracional, y que incluso para judíos reconocidamente de izquierda es difícil de entender.
Pero no todo es malo, la comunidad judía local, liderada por Ariela Agosín, ha sabido defenderse, tener claro quienes están a su lado, y quienes son sus amigos. Por otro lado, el liderazgo y valentía del embajador de Israel ha sido notable. Ojalá Chile tuviera embajadores del talante de Gil Artzyeli, quien sin temor se ha enfrentado al gobierno cuando ha sido necesario, explicar cómo se defiende Israel y su derecho a defenderse de ataques como el del 7 de octubre de 2023.
Obviamente en Argentina la cosa es distinta, Milei es cercano a Israel y a la comunidad judía Argentina. Los apoya local e internacionalmente, y no teme enfrentarse con quien sea cuando defiende a sus amigos y cuando se distorsiona la verdad.
Dicho eso, lo que tiene nerviosos a las comunidades de ambos países es la presencia de elementos operativos de Hezbollah o de personas que apoyan a ese movimiento o simpatizan con Irán. El tema aparentemente está identificado en Argentina, no así en Chile, el que no tiene capacidades de inteligencia policial o nacional para saber de ello, o de darse cuenta si estuviesen activos en el territorio chileno.
El tema no sería tan importante si es que Irán no tuviera la alta influencia que tiene en Bolivia. En todo caso, y es mi opinión, que por ahora no lo veo como un peligro ya que aparte de querer causar un daño a las comunidades locales, no hay nada más que puedan afectar y que sea estratégico al esfuerzo militar de los enemigos de Israel. Ya no son los 90 cuando ocurrieron los atentados a organizaciones judías en la Argentina, las que tanto en ese país como en Chile, producto de ello, están bien protegidas, tienen excelentes equipos de seguridad e inteligencia, y monitorean activamente lo que ocurre en la región.
Estoy seguro de que tanto Israel como los judíos van a salir mejor de la guerra en que están embarcados. Van a resolver sus problemas, y en una de esas, vivirán mejor, más seguros y tranquilos, y que como no hay mal que dure 100 años, países como Chile volverán a ser buenos países para que ellos puedan vivir, como debe ser el caso ahora de la Argentina de Milei. Los judíos, al igual que los armenios, escapamos de realidades complejas y nos instalamos en Chile y allende de los Andes, países tranquilos, que nos recibieron bien, y que esperamos lo sigan siendo, y que gobiernos como el de Boric sólo sean una pesadilla pasajera.
En memoria de los que murieron el 7 de octubre de 2024 y los rehenes capturados en esa fecha
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