Columnas
COLUMNA | José Antonio Kast y la Defensa Nacional
Considerando las limitaciones de recursos y la necesidad de apoyo político y legal, las Fuerzas Armadas pueden y están en condiciones por tiempos limitados para ayudar a resolver la emergencia de la seguridad.
La columna de la semana pasada se enfocó en la seguridad interior de Chile, la de esta semana en la Defensa Nacional, y la que sigue, en la estrategia de relaciones exteriores de Chile, todos temas estratégicos que son las partes principales de lo que se entiende por Seguridad Nacional.
El desafío del gobierno de José Antonio Kast en materias de Defensa Nacional es que, en el entendido que se espera una participación importante de las Fuerzas Armadas en resolver la emergencia de seguridad que vivimos, no se pierda la esencia y propósito constitucional de la Defensa y de las instituciones que la integran, que es la protección del territorio, la soberanía e independencia política de Chile, como también del resguardo del interés nacional donde sea que esté ubicado.
Durante el actual gobierno, que está pronto a terminar, la Defensa Nacional y las Fuerzas Armadas no fueron una prioridad, como tampoco lo fueron en los gobiernos anteriores. Una cosa es que se les use para atender los problemas que tenemos en las fronteras del norte y noreste, y en la Macrozona Sur, o bien en el manejo y resolución de las frecuentes catástrofes naturales, y otra es que haya una genuina preocupación por mantener sus capacidades estratégicas y capacidad de operar, de modo de que podamos generar una disuasión creíble y sostenible en el tiempo, algo que hoy en día es discutible producto de muchos años de presupuestos de “continuidad” y de la falta de rigor en lo que se refiere al desarrollo de la fuerza, el que se suponía quedaba atendido por la ley de financiamiento de capacidades estratégicas.
¿Pueden las Fuerzas Armadas ser usadas para la emergencia de seguridad? No es lo ideal, pero claramente lo pueden hacer, y lo pueden hacer desde el día uno del gobierno, que muy probablemente encabezará José Antonio Kast. Buena parte de la Escuadra y la Fuerza de Submarinos de la Armada de Chile se puede desplegar al norte y apoyar todo lo que es control de embarcaciones buscando asegurar el no ingreso a Chile por vía marítima de drogas, narcotraficantes, criminales e inmigrantes ilegales.
Lo pueden hacer por un tiempo limitado producto de las limitaciones presupuestarias, pero que lo pueden hacer, lo pueden. Su presencia ayudaría la efectividad de los escasos recursos que tiene actualmente la policía marítima destinada al norte. Algo similar puede hacer el Ejército en las fronteras del norte y noreste con sus modernas brigadas ubicadas en Arica, Putre, Iquique, Antofagasta y Calama, que, si bien están diseñadas para atender y resolver problemas con ejércitos extranjeros, pueden hacer excepcionalmente funciones de frontera, ya que no deben ni pueden olvidarse de que son fuerzas militares de combate, capacidad que se debe entrenar y mantener.
Las unidades recién mencionadas son las que actualmente sostienen el fuerte del esfuerzo actual, pero claramente podrían, por un tiempo acotado, ayudar a realizar un cierre más hermético de las fronteras si se destinan a ello en forma completa y no parcialmente. Para hacerlo sostenible en el tiempo se necesitan soldados de tropa profesional que son muy escasos, habiendo solo 1.000 de un total de 7.000 que debiéramos tener. Llamar a la reserva no es una opción ya que no la hay en grandes cantidades con el nivel de entrenamiento adecuado.
Evidentemente se ha aprendido mucho desde que el Ejército comenzó a apoyar la actividad de fronteras. Pasaron de ser no más que un espantapájaros a una fuerza fronteriza que ha ido mejorando día a día su efectividad producto de haber aprendido a operar en las alturas y por haber sido dotada de tecnologías adecuadas al altiplano tanto en calidad como en cantidad.
Los esfuerzos de frontera sostenibles requieren no sólo de tecnología y medios que provee y opera la FACH, sino también de mano de obra, de soldados. Esto es el eslabón débil, el que se debe buscar corregir por la vía completar las dotaciones autorizadas, algo que puede tomar un par de años.
Habiendo voluntad política y declarándose el problema del terrorismo de la Macrozona Sur un problema de seguridad nacional, la brigada de Operaciones Especiales, la BOE, junto con la Brigada Expedicionaria de la Infantería de Marina, pueden ser empleadas para neutralizar a los grupos insurgentes que ahí operan. Se puede hacer rápido y en forma quirúrgica, pero se debe contar con inteligencia, y por, sobre todo, voluntad política, y protección legal para las tropas que operaran en la zona. Ello porque una operación de este tipo implica potencialmente bajas a uno y otro lado.
En todo caso, después de cuatro años de desgaste, de empleo bajo estados de emergencia no diseñados para más que bajar la temperatura, pero que no buscaban resolver el problema, su uso para atacar la raíz y causa de la enfermedad no es una mala idea, más bien una muy buena.
En conclusión, teniéndose en consideración lo indicado en los párrafos anteriores respecto de las limitaciones de recursos y la necesidad de apoyo político y legal, las Fuerzas Armadas pueden y están en condiciones por tiempos limitados para ayudar a resolver la emergencia de la seguridad. Para hacerlo más permanente se necesitan recursos financieros y materiales, y por, sobre todo, soldados que actualmente no existen o no están en presupuesto.
De seguro el equipo de Republicanos que tiene a cargo los temas de Defensa Nacional tiene todo esto en mente y quizás más. Conociéndolos estoy muy seguro de que así es, y, lo que es más, todo debe estar planificado. Buscar recursos y soldados va a ser su prioridad, como también el hecho de que la emergencia de seguridad no signifique que las Fuerzas Armadas pierdan sus capacidades bélicas y disuasivas, como la capacidad de defender nuestra soberanía y el interés nacional donde sea que esté ubicado.
Para que todo el esfuerzo militar sea efectivo se recomienda que el liderazgo de la Defensa Nacional incluya ministros y subsecretarios con experiencia y conocimientos en la materia. Al igual que en la seguridad pública, no están los tiempos para personas que no saben. Es la hora de los profesionales. Si además tienen algo de experiencia política, mejor aún, pero lo principal es que sepan y tengan algo de experiencia de mando. No hay tiempo para ir aprender, estamos hablando de una emergencia y las emergencias requieren de autoridades calificadas y preparadas, listas para actuar.
La buena noticia es que hay profesionales disponibles en materias de Defensa Nacional, los hay en los Republicanos y en la derecha en general. Llegó la hora de los generales y almirantes, seamos atrevidos, cosa de mirar a la Argentina, país en donde el actual jefe del ejército asume prontamente como ministro de Defensa de ese país, una buena idea, pero mejor si es que el elegido lleva unos años fuera en condición de retiro objeto no haya conflictos de interés o ruido, como fue el caso del almirante Arancibia, una situación que hasta el día de hoy incomoda a algunos.
Temas relevantes
No te pierdas ninguna actualización
Suscríbete a nuestro newsletter de forma gratuita para mantenerte informado de nuestros lanzamientos y actividades.
Suscribirse


