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COLUMNA | Seguridad en Chile: El caso del general director Ricardo Yáñez Reveco
No veo a Carabineros siendo capaz de enfrentar en simultaneo problemas de orden y seguridad, tanto por la cantidad de carabineros que requiere, sino también por la complejidad que ello implica, y la necesidad de inteligencia, que es patente en lugares como la Macrozona Sur.
Carabineros de Chile
Habiendo comunicado el general Ricardo Yáñez su renuncia a la posición de General Director de Carabineros el viernes 27 de septiembre por la formalización a la que será sometido el martes 01 de octubre, y habiendo sido ésta aceptada rápidamente por el presidente de la República, incluyendo la designación inmediata de su reemplazo, el general inspector Marcelo Araya, quien asume en las últimas horas del mes de septiembre, corresponde hacer una breve evaluación de las razones de su salida, de lo que ha sucedido durante el tiempo que estuvo al mando, y de la situación de la seguridad pública en Chile.
Lo primero es que encuentro de lo más ilógico que se vaya a formalizar al general Yáñez por su responsabilidad de mando por apremios ilegítimos cometidos por Carabineros de Chile durante el llamado “Estallido Social”, más aun considerando que cumplían las ordenes del ejecutivo, y que el mismo Instituto Nacional de Derechos Humanos indicó que no hubo una violación sistemática de los derechos de las personas que protestaban, y por último, Carabineros manejo los desórdenes, destrucción y violencia con procedimientos y doctrina que estaban debidamente aprobados. Todo lo relativo a este caso es un sinsentido, y lo peor de todo, un sinsentido que toda la clase política dejó que avanzara bajo la supuesta razón de separación de los poderes del estado, la que según ellos les impide involucrarse en el tema, pero además con la miopía de que, si esto procede, cualquier autoridad podría eventualmente ser llevada a juicio por el Ministerio Público por su responsabilidad en hechos ocurridos bajo su administración.
Junto con Yáñez van a ser formalizados los que eran el general director de esa época como también su subdirector, todos acusados de lo mismo, apremios ilegítimos cometidos por Carabineros. Se llevará a juicio a una de las instituciones mas prestigiosas de Chile, que está siendo acusada por una de las menos, y que será juzgada por una que no está pasando por su mejor minuto. Nuevamente, todo sin sentido, excepto parece para el gobierno, el Ministerio Público y los jueces.
En lo personal hubiese preferido que el general Yáñez no renunciara y que el presidente se hubiera visto obligado a pedirle la renuncia o derechamente, echarlo. No me parecen validas las explicaciones del general de que su objetivo es evitar la imagen de un general director siendo formalizado de uniforme, pero bueno, son el general y sus circunstancias, no las mías.
Lo primero y para no perderse en un análisis, es tener claro la función de Carabineros. En el articulo 101 de la constitución chilena se indica que: “Las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública están integradas sólo por Carabineros e Investigaciones. Constituyen la fuerza pública y existen para dar eficacia al derecho, garantizar el orden público y la seguridad pública interior, en la forma que lo determinen sus respectivas leyes orgánicas. Dependen del Ministerio encargado de la Seguridad Pública.”
Por otro lado, la ley orgánica constitucional de Carabineros indica en su artículo 1: “Carabineros de Chile es una Institución policial técnica y de carácter militar, que integra la fuerza pública y existe para dar eficacia al derecho; su finalidad es garantizar y mantener el orden público y la seguridad pública interior en todo el territorio de la República y cumplir las demás funciones que le encomiendan la Constitución y la ley.”
En el articulo 2 bis de la ley orgánica adicionalmente se establece: “Carabineros de Chile, como parte de la Administración del Estado, está al servicio de la comunidad y sus acciones se orientarán a la prevención de delitos, al control y restablecimiento del orden público y a la seguridad pública, así como a otras que le asignen las leyes.”
Tener claro cuales son las razones de ser de Carabineros es clave para determinar si está cumpliendo sus roles como integrante de la fuerza pública, los que son: 1) Dar eficacia al derecho, y 2) Garantizar y mantener el orden público y la seguridad publica interior en todo el territorio.
Si la evaluación la hacemos hoy en día, lunes 30 de septiembre, la respuesta, basada en la situación de inseguridad que se vive, en el alto número de asesinatos y muertes por accidentes vehiculares ocurridos durante el mes, daría que no están cumpliendo su rol constitucional. Esto es duro, pero cierto. Dicho eso, todos sabemos que ellos no son los únicos responsables, y quizás los menos, pero si uno se va a lo que dice la constitución, no están dando en blanco, ahora como tampoco en los años anteriores en lo que se refiere por lo menos a seguridad.
Carabineros no es independiente, se reporta con el Ministerio del Interior y Seguridad Publica, que es quien les dice qué hacer. Por otro lado, sus esfuerzos requieren de la concurrencia del Ministerio Publico y de los tribunales de justicia, y no son las menos de las veces en donde los cuellos de botella están ubicados, o bien por falta de capacidades de procesamiento en lugares como laboratorios de criminalística o el Servicio Médico Legal.
Digo lo anterior porque si la labor preventiva que hace Carabineros en seguridad no concluye exitosamente con delitos 100% investigados, procesados y condenados, el ciclo completo es inefectivo, y es lo que en gran medida ocurre hoy en día en Chile.
Es correcto que Carabineros goza de una buena evaluación ciudadana, pero ello se estima es tanto por el esfuerzo que colocan en realizar su trabajo, como en la comparación con otras instituciones. Esto es un tema de percepciones, no de métricas o de resultados, ya que, si uno usara esa dimensión más dura, no están logrando su objetivo de garantizar la seguridad.
Es evidente que hacen mucho por mejorar sus capacidades y hacer un mejor trabajo, pero ello es insuficiente de cara a las municipalidades, las que reclaman porque ven bajar el número de carabineros y que, ante su no disponibilidad, contratan y desarrollan los servicios municipales de seguridad, los que en muchos casos, excepto por el porte de armas y algunas atribuciones, bien parecen policías municipales, sucediendo algo similar con las personas, que ahora viven en condominios o barrios cerrados, con cámaras de vigilancia, botones de pánico y muchos otros elementos que no se usaban cuando Chile era más tranquilo.
Junto al combate del crimen organizado, la otra tarea compleja de Carabineros es el tema del orden público, el tema que tiene a Ricardo Yáñez y otros dos generales contra las cuerdas. El enfrentarse a supuestos no delincuentes no es fácil, menos si no hay apoyo del gobierno de turno, y en donde además el uso de la fuerza termina con carabineros formalizados y enfrentando a la justicia.
No veo a Carabineros siendo capaz de enfrentar en simultaneo problemas de orden y seguridad, tanto por la cantidad de carabineros que requiere, sino también por la complejidad que ello implica, y la necesidad de inteligencia, que es patente en lugares como la Macrozona Sur.
Ricardo Yáñez tuvo que tomar la dirección de Carabineros en plena pandemia, una institución que venía cuestionada por la izquierda por el rol de orden público que tuvieron que realizar a fines del 2019 y comienzos del 2020. Evidentemente una institución más dedicada al servicio a la comunidad, a la seguridad y no el orden público, y que además vio a muchos de los suyos caer en actos de servicio, rápidamente los hizo volver al corazón de los chilenos y gozar de su cariño.
Al general se le cuestiona estar más preocupado de su situación procesal, pero buena razón tiene para ello, es cosa de ver lo que está pasando con él. En donde quizás no dejó contento a muchos fue en que a la primera que sucedía un problema con uno de los suyos los daba de baja, generando la sensación de no apoyo y de que el hilo se corta por lo más delgado, situación que no se da con los muertos en acto de servicio, a los que ha enterrado con honores y ascendiendo en forma póstuma, reconociendo en forma impecable su entrega a Chile.
En conclusión, Carabineros no está cumpliendo con su rol constitucional de garantizar la seguridad, lo que puede tener otros culpables y muy buenas razones, y que, ante la falta de garantía que la constitución da, los municipios y los individuos están cubriendo lo que pueden y como pueden.
Estoy seguro de que el general Yáñez se debe haber entregado en cuerpo y alma a su trabajo, y que el Carabineros de hoy está mejor que el Carabineros de antes. Su sucesor, que aparentemente sería de continuidad, deberá entender que Carabineros se debe a sus roles constitucionales, que se puede dar un escenario en que orden y seguridad se presenten juntos y que tiene que estar preparado para ello, y que si no atienden oportuna y correctamente las necesidades de seguridad de las comunas e individuos, se van a encontrar solo siendo una policía de carácter nacional, siendo reemplazado en los municipios por los que ellos reemplazaron hace 100 años atrás por inefectivos e ineficientes.
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