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¿Qué se espera de un ministro de Defensa en Chile?

9 de septiembre de 2020
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¿Qué se espera de un ministro de Defensa en Chile?

El Mostrador, 9 de septiembre 2020

Ante la pregunta de quién es más adecuado para ocuparse de los asuntos de la Defensa Nacional, la respuesta es que lo razonable es que sea un ministro especialista en temas militares o, bien, un ministro no especialista, pero que esté dispuesto a quedarse varios años y de esa forma cumplir con la agenda y proyectos. Lo que no es conveniente en Defensa es estar cambiando a los ministros a cada rato, ya que no vaya a ser que nos quedemos con la idea de que la Defensa Nacional no es importante para el Jefe de Estado.

Al escuchar al ministro Mario Desbordes en el programa “Mesa Central” de T13 del domingo 6 de septiembre de 2020, me surgió la pregunta: ¿qué esperar de un ministro de Defensa en Chile? Para aquellos que no lo vieron, fue una muy buena entrevista como otras que ha dado, en donde Desbordes tuvo un excelente manejo y respuestas, pero que de Defensa Nacional tuvo poco o nada, y de plebiscito, de Longueira y de RN tuvo mucho. Lo que quedó muy claro es por qué el ministro de Defensa es una persona prestigiosa, respetada y con un gran futuro en la política chilena, al que la prensa busca más por esa condición que por ser ministro de Defensa Nacional.

La pregunta es válida, ya que es uno de los pocos ministerios en que sus titulares llegan con un perfil más bien político y no siendo técnicos en la materia, como es el caso de Justicia, Salud, Hacienda, Economía, Trabajo y Previsión Social, Obras Públicas, Agricultura, Minería, Transportes y Telecomunicaciones, Energía, Medio Ambiente, de las Culturas y el de Ciencia. Puedo estar equivocado con el listado anterior, pero no creo estar muy lejano en el sentido de que, en casi todos los ministerios indicados, la posición de secretario de Estado está cubierta por personas con experiencia y conocimiento en la materia.

La pregunta que sigue es por qué eso no ocurre en Defensa y la verdad es que no tengo la respuesta. Puedo suponer que algo puede tener que ver con la ausencia de civiles que hayan sido uniformados con conocimientos del tema, como también puedo suponer que se quiere pasar un mensaje en el sentido de que la subordinación de las Fuerzas Armadas a civiles pasa por personas que no hayan tenido nada que ver con ellas en su experiencia previa, o también puedo suponer que simplemente es una posición que el Jefe de Estado, por su importancia, solo quiere confiarla a personas de su más cercana confianza, ya que no quiero pensar que es una posición del gabinete que podría confiar a cualquiera y que no considera importante.

Al final son todas suposiciones, pero que algo pueden tener de verdad o, como dicen en las pruebas de alternativas, quizás sean todas las anteriores. Lo que sí está claro es que, por lo general y desde el retorno a la democracia, esta posición es ocupada por políticos no especialistas en Defensa, y lo otro que está claro es que tenemos un déficit enorme en lo que se refiere a civiles especialistas en materias castrenses, por lo que es difícil alimentar a organizaciones como el Ministerio de Defensa y los partidos políticos de personas con la debida formación en estas áreas.

Lo que sigue es preguntarnos qué es lo que queremos o qué es lo que creemos que deberíamos tener en términos de perfil de la persona responsable por la conducción política de la Defensa Nacional. ¿Queremos políticos no especialistas o especialistas no políticos en materias de defensa? Tener esto claro nos puede ayudar a definir si es que tenemos o no un problema.

Desde una perspectiva sistémica, lo ideal es que el cochero a cargo conozca de su negocio. En eso no hay dudas. Los riesgos que entraña tener un cochero que no entiende de los temas que le toca liderar es que su productividad en la materia recién la alcanzará después de horas dedicadas a aprender y, así y todo, unos pocos meses nunca reemplazarán años de experiencia y estudios en dicho ámbito. Lo otro que sucede es que pasa a tener una sobredependencia no deseable de parte de sus asesores y de los jefes de los servicios.

Bajo el modelo del político no especialista, los subsecretarios y el Jefe del Estado Mayor Conjunto pasan a tener una mayor importancia que en el caso de un ministro experto. Ello obliga a tener que seleccionarlos muy bien y deben ser de la más absoluta confianza del secretario de Estado, más aún si la agenda está llena de temas y además hay que manejar las instituciones en períodos complejos como los que nos toca vivir.

¿También es importante entender qué es lo que quieren las Fuerzas Armadas o qué es lo que les acomoda? Personalmente me atrevería a decir que en el pasado les acomodaba el perfil del ministro no especialista, que principalmente contribuía con contactos en el Congreso y en La Moneda, ya que eso les daba una mal entendida mayor independencia y libertad (modelo del tú haces cómo que me mandas y yo hago cómo que te obedezco), pero hoy en día eso ya no parece ser el caso. Quieren alguien que entienda de sus problemas, que entienda la realidad de la Defensa y los desafíos que tienen al frente, y eso les coloca un desafío no menor cada vez que hay un cambio ministerial. Por eso es que en el caso de un ministro no especialista piden que no se los cambien muy seguido, porque muchas veces implica partir nuevamente de cero y esperar que la curva de aprendizaje se cumpla lo más rápidamente posible.

Como indiqué en una columna anterior, es muy posible que Alberto Espina no haya sido el ideal de los institutos armados, pero cambiarlo por otro ministro de carácter político no especialista no es el óptimo para la Defensa Nacional o las Fuerzas Armadas. En las pocas semanas que lleva Mario Desbordes, hemos visto más al político que al ministro de Defensa, lo cual hace más difícil de entender la decisión del Presidente de la República de cambiar a un RN por otro RN, incluso más político. En su entrevista en “Mesa Central”, el ministro Desbordes deja abierta la posibilidad de tomar en el 2021 roles más relacionados con la contingencia política y los distintos eventos electorales que tendremos en ese año y, por otro lado, y muy correctamente, él mismo reconoce la necesidad de que los ministros de la cartera permanezcan tiempos más largos en sus puestos, a objeto de darles continuidad a los proyectos de modernización que la Defensa Nacional tiene en cartera.

Finalmente, la respuesta a la pregunta en cuanto a qué es más adecuado, parecer ser la de un ministro especialista o, bien, un ministro no especialista que esté dispuesto a quedarse varios años y de esa forma cumplir con la agenda y proyectos. Lo que no es conveniente en Defensa es estar cambiando a los ministros a cada rato, ya que no vaya a ser que nos quedemos con la idea de que la Defensa Nacional no es importante para el Jefe de Estado.

Richard Kouyoumdjian
Vicepresidente de AthenaLab

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