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Estrategia: la diferencia entre fines y medios, una confusión permanente del Gobierno

8 de agosto de 2022
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Estrategia: la diferencia entre fines y medios, una confusión permanente del Gobierno

El Mostrador, 8 de agosto 2022

Podemos observar un patrón de conducta recurrente en este Gobierno y quienes lo apoyan. Es un patrón complejo y preocupante. Se trata de ocultar deliberadamente la ausencia de liderazgos claros, específicamente en la formulación de objetivos, metas y tareas, por la vía de destacar y publicar las normas de conducta, formas o procedimientos que se van a emplear, pero que no constituyen metas ni objetivos. Dos botones de muestra:

El Ministerio del Interior y Seguridad Pública nos sorprendió con el ingreso de indicaciones para revivir la separación de obligaciones de su cartera ministerial con la creación del Ministerio de Seguridad Pública y Convivencia Ciudadana, que tendrá dos subsecretarías y 16 secretarías ministeriales regionales. Este nuevo ministerio tendrá la tarea de solucionar el problema número uno de la sociedad chilena: la delincuencia, la inseguridad y el orden público.

Hasta aquí, pese a que tenemos un nuevo abultamiento de la burocracia del Estado, podríamos decir que la inseguridad en nuestro país es de tal magnitud que amerita gente capacitada, bien organizada y con dedicación exclusiva a solucionar este tremendo problema. Pues bien, las declaraciones en el punto de prensa se encargaron de echar por tierra cualquier esperanza de que esto ocurra. Después de señalar que este nuevo ministerio tendrá “un eje claro, transversal, en materias de género como también en DDHH”, no queda ninguna duda que este Gobierno comete el error de no definir objetivos claros para la nueva organización, sino que se queda pegado en fórmulas de cómo hay que actuar y no pone el énfasis en donde debe estar, qué es lo que vamos a hacer para solucionar problemas de seguridad que se viven en buena parte de Chile y por qué esta nueva organización lo hará mejor que lo que ya existe.

A nuestros Carabineros se les van a cambiar sus planes de estudios y la ley establece que será responsabilidad del Ministerio de Seguridad Pública que los nuevos planes de estudio sean aprobados por verdaderos “expertos” en la lucha contra la delincuencia: los ministerios de la Mujer y de Desarrollo Social, los cuales están dedicados a resolver otros problemas que tenemos en Chile. Vemos cómo los énfasis en los procedimientos desorientan y confunden respecto de la solución del problema a resolver, o del problema mismo.

Hay párrafos de indicaciones respecto del control político de las policías, por todas las vías posibles, ingreso, ascensos, educación, capacitación y formación, adquisiciones, tecnología, presupuestos, etc. Lo único que no se explicita es para qué se hacen estas transformaciones. ¿Cómo contribuyen esos esfuerzos a solucionar el problema número uno de la sociedad chilena?

Por otro lado, el 4 de agosto de 2022 se publica en este medio una columna de opinión titulada “Chile: multilateralismo y Defensa Nacional”. Nuevamente se cae en el mismo error señalado anteriormente, ya que se eleva el multilateralismo, que es una de varias posibles formas de asociación en relaciones internacionales para el logro de objetivos nacionales, a la categoría de fin en sí mismo.

No hay nada de malo y, es más, es muy deseable, plantear que el actuar de los entes estatales se debe enmarcar en el cumplimiento de la legislación de DDHH y de equidad de género, o bien en el uso del multilateralismo como un medio conveniente y en línea con la tradición chilena, pero algo muy distinto es pretender que por el hecho de respetar los derechos humanos y la equidad de género o por actuar sobre la base del multilateralismo, se está ejerciendo el liderazgo adecuado, se van a poder solucionar los principales problemas que afectan a la sociedad chilena o que tenemos una política o una estrategia clara y orientadora.

Queda de manifiesto, entonces, que el Gobierno no tiene mucha idea de cómo solucionar los problemas, no sabe para dónde debe conducir al Estado, y ni siquiera tiene claridad en el diagnóstico y la definición del problema a resolver, pero que mientras se respeten los DDHH, haya equidad de género y se actúe en el marco del multilateralismo, esta todo bien y no hay nada que temer en lo que a seguridad pública se refiere, que la Defensa Nacional va a cumplir su objetivo de proteger la soberanía, el territorio y el interés nacional, y que Chile va a ser un mejor país.

Es hora de tener claro que toda política pública y estrategia deben tener claros objetivos, bien definidos, con plazos y medibles. Estos objetivos, al cumplirse, dan solución integral al problema que se está atacando. Estos objetivos no deben confundirse con los medios que se usan ni con la forma en que estos se utilizan, porque son los objetivos el elemento orientador del esfuerzo a desarrollar. Si no se entiende, es fácil predecir qué va a ocurrir con el Gobierno y la conducción que se espera de ellos.

Para finalizar, la confusión entre medios, formas y fines es algo bastante habitual y sucede a veces hasta en las mejores organizaciones, aunque no es algo deseable o que se espera suceda en el nivel de conducción política de un Gobierno, por las consecuencias que ello tiene para los habitantes de los países que estos gobiernan. Si aún no se entiende cómo establecer una estrategia o política exitosa, se recomienda volver a lo básico y usar el círculo dorado de Simon Sinek, el que obliga a preguntarse en orden de importancia: 1) ¿Por qué (propósito)?, 2) ¿Cómo (el proceso)? y 3) ¿Qué (resultado)?

Richard Kouyoumdjian
Vicepresidente AthenaLab

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