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El poder naval flexible de Chile

24 de mayo de 2021
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El poder naval flexible de Chile

Los buques de la Armada de Chile son adquiridos, construidos y mantenidos para ejecutar operaciones navales en todo el espectro de situaciones definido por las áreas de misión que el Estado ha establecido como posibles empleos para las capacidades de la defensa, lo que ha sido plasmado en el “Libro de la Defensa Nacional de Chile”, publicado el año 2017. Pero es mucho más que defensa de la soberanía lo que estas valiosas plataformas son capaces de hacer. Además, son eficaces para contribuir a mitigar los efectos de desastres naturales; en actividades de cooperación internacional para que rutas de comunicaciones marítimas prosigan seguras y libres; para proteger los intereses marítimos de Chile en la Zona Económica Exclusiva; para contribuir al desarrollo nacional a través del apoyo a zonas aisladas, o integrando tecnología nacional y generando miles de empleos en su desarrollo, actualización o construcción en astilleros nacionales.

Con lo anterior en mente, es oportuno destacar que cada buque de la Armada posee un estatus legal diferenciador reconocido en todo el orbe y que los transforma en herramientas de la defensa con representatividad única.  Al enarbolar el pabellón de Chile en puerto y en el mar se transforma legalmente en parte del territorio nacional reconocido como tal en cualquier parte del mundo, según lo establecido en los artículos 32, 95 y 236 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, adherida por Chile el 25 de agosto de 1997, lo que da cuenta de una tradición validada por siglos. En rigor, cada buque de la Armada es un pedazo de Chile que actúa como embajada flotante, según el Principio de Extraterritorialidad reconocido por el Derecho Internacional, con la capacidad de representar y defender los intereses del país desde el mar o en puerto, y permanecer en cualquier lugar del país y del mundo, por meses o años.

Para lograr lo anterior con eficacia y credibilidad, los buques de la Armada son plataformas muy complejas (Sistema de sistemas), provistas de sofisticada tecnología, logística e ingeniería, cuyo desarrollo, construcción, mantenimiento y entrenamiento en el empleo puede tomar décadas, lo que no siempre es comprendido a cabalidad por actores relevantes de la sociedad o la ciudadanía misma. Si la capacidad aportada las plataformas navales y los seres humanos que las tripulan se pierde por alguna razón, puede tardar muchos años en recuperarse, en el caso que lo anterior sea posible.

La Armada de Chile posee un prestigio bien ganado internacionalmente operando en el mar, el que ha contribuido a la imagen país y a la credibilidad del mismo en el concierto internacional. Que la Armada cuente con plataformas de combate o logísticas suficientes es una necesidad que surge como una verdadera “avalancha conceptual” para un país que depende del comercio marítimo internacional y de sus mares para subsistir. Por tal razón, el desarrollo de un “Plan Nacional Continuo de Construcción Naval”, como lo ha propuesto la Armada en distintas instancias científicamente fundamentado, además de conveniente,  corresponde a un interés de todo el país. Lo anterior permitirá asegurar que este país marítimo llamado Chile, posea un poder naval flexible que le asegure su subsistencia y contribuya a garantizar el bienestar y seguridad de su población.

Vicealmirante Alberto Soto Valenzuela
Comandante de Operaciones Navales

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