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DOCUMENTO DE TRABAJO Nº12 | Fuerzas Armadas y la profesión militar: despejando mitos

8 de octubre de 2021
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DOCUMENTO DE TRABAJO Nº12 | Fuerzas Armadas y la profesión militar: despejando mitos
  • En el polarizado panorama político actual han emergido algunas iniciativas e ideas que pretenden generar modificaciones profundas en las Fuerzas Armadas, destacándose la insólita propuesta de unificar las escuelas de formación y terminar con la existencia de un escalafón de oficiales y otro de suboficiales.
  • La experiencia internacional demuestra que contar con un escalafón único en las fuerzas armadas es una condición que no se practica en ninguno de los países de la región sudamericana, ni tampoco en democracias desarrolladas. Por el contrario, la evidencia indica la necesidad de contar con escalafones separados y con institutos especializados.
  • El rol que cumplen oficiales y suboficiales o gente de mar es igual de importante, aunque distinto. Al igual que en otras áreas profesionales del quehacer humano, se requiere de la presencia de profesionales y técnicos especia- listas que cumplan distintas tareas como parte de la división del trabajo, lo que exige contar con escalafones independientes de oficiales y de suboficiales.
  • Al realizar funciones distintas, se exigen competencias y perfiles de egreso diferentes, los que demandan procesos formativos particulares, currículums específicos, experiencias formativas especiales y, en consecuencia, escuelas de formación distintas. Una no es un subcomponente de la otra, por el contrario, son funciones complementarias y ambas importantes, que demandan plena dedicación del total tiempo en servicio en una u otra modalidad.
  • Los institutos de formación de las Fuerzas Armadas cuentan con procesos de admisión abiertos y transparentes, tanto para el acceso a la carrera de oficiales como para la de suboficiales o gente de mar. Además, las escuelas ma- trices otorgan la posibilidad de optar a becas y créditos con aval del Estado, de la misma manera que lo hacen otras instituciones de educación superior, por lo que no existen barreras de entrada que puedan catalogarse de elitistas ni clasistas, sino que se sustentan en el mérito y la decisión personal.
  • En síntesis, se estima que es un error contar con una escuela matriz única y unificar los escalafones de oficiales y de suboficiales o gente de mar. Esta iniciativa no se sustenta ni en la teoría ni en las experiencias de otros Estados, no surge desde las Fuerzas Armadas, así como desconoce sus funciones y menosprecia el rol e importancia de los cuerpos de suboficiales y gente de mar.
  • Si bien la sociedad requiere de fuerzas armadas para su defensa, la existencia de instituciones que poseen el monopolio del uso de las armas demanda de sistemas de control civil eficientes y efectivos.
  • El control objetivo aparece como la mejor alternativa, ya que evita el involucramiento de los militares en asuntos políticos, mientras que los mantiene en asuntos netamente técnicos propios de la preparación y empleo de la fuerza militar.
  • Si se optara por involucrar a los militares en procesos de carácter político por parte de aquellos que ostenten el poder, como sucede en países como Cuba y Venezuela, se compromete grave- mente su independencia y su carácter apolítico y no deliberante, poniendo en riesgo la democracia, en particular, una correcta representatividad y la alternancia en el poder, como ocurre en los ejemplos nombrados.
  • Para una efectiva implementación del control civil sobre las instituciones castrenses se requiere de una fuerza militar profesional, cuyos integrantes no sean involucrados en asuntos políticos. Son las autoridades civiles quienes deben definir el tipo de fuerzas armadas que quieren y decidir sobre las misiones en que se emplearán, dejando a los militares las decisiones asociadas a la preparación de la fuerza (instrucción, capacitación, docencia y entrena- miento) y su empleo en operaciones militares.
  • La imagen que una parte de la sociedad tiene sobre las Fuerzas Armadas es parcial y está anclada en el pasado. Tiende a no evolucionar, a pesar del paso del tiempo y al hecho de que el grueso de las tropas nació en la década de 1990. Lo anterior puede relacionarse con la desinformación en estas materias que rodea tanto a autoridades como ciudadanos, así como la instalación de estereotipos e imágenes ideológicamente diseñadas.
  • La sociedad civil necesita contar con un mayor número de civiles expertos en materias de seguridad y de defensa, con la finalidad de actuar como asesores en la elaboración de políticas públicas y legislación sectoriales.
  • Las Fuerzas Armadas y las de Orden y Seguridad Pública continúan siendo reconocidas dentro de las instituciones públicas de mayor confianza por parte de la sociedad. Estas están compuestas por chilenos que han decidido postergar sus propios intereses y derechos que emanan de su condición de ciudadanos, en pos de favorecer el bien común.
  • Finalmente, el desafío entonces será fortalecer el carácter profesional de las Fuerzas Armadas; fomentar el conocimiento que la sociedad civil tiene sobre sus instituciones para la defensa; facilitar la formación de civiles expertos en materias de seguridad y defensa, y terminar con una retórica anclada en el pasado y profunda- mente ideologizada, que poco aporta al futuro de Chile.

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