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COLUMNA | Socios angulares del Pacífico; oportunidad y compromiso

Si vivimos en el mismo edificio llamado océano Pacífico, lo mínimo que podemos hacer es pagar los "gastos comunes" para gozar de sus ventajas y beneficios.

22 de Mayo de 2025 El Mercurio Juan Pablo Toro
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COLUMNA | Socios angulares del Pacífico; oportunidad y compromiso

Participar de ejercicios navales combinados da a Chile la posibilidad de tener una voz a la hora de tomar decisiones en asuntos del Pacífico.

En este día en que se celebran las Glorias Navales, resulta oportuno relevar el concepto de corner partners, el cual, según le oí al comandante de un buque chileno recién llegado de Australia hace un par de años, daba cuenta de que en las esquinas del Pacífico se encuentran repartidos los socios naturales del país para cooperar en la seguridad y estabilidad de este gran océano.

Si en la esquina noroeste del tablero se encuentra Japón, al frente en la noreste se ubican Canadá y Estados Unidos, luego Australia y Nueva Zelandia en la suroeste, y en la suroriental, por supuesto, Chile. Más que tratarse de un apropiado marco estratégico, podemos encontrar ejemplos prácticos del intercambio que se realiza con estos socios.

En marzo pasado, un patrullero polar de la Armada canadiense navegó por aguas chilenas y su estadía sirvió, además, para abrir un diálogo entre marinas y gobiernos con el propósito de compartir experiencias sobre el Ártico y la Antártica. Luego, en septiembre, una fragata chilena será parte de la tradicional operación Unitas, que se realizará en aguas estadounidenses.

Mientras tanto, en agosto volverá a Valparaíso el escuadrón de entrenamiento de las Fuerzas de Autodefensa Marítimas de Japón. Tan solo dos meses antes, el buque escuela “Esmeralda” (hoy en Pearl Harbor) habrá recalado en Osaka para seguir potenciando la presencia chilena ahí y estrechar lazos con sus contrapartes.

A pesar de las excelentes relaciones, con Australia se perdió la oportunidad de participar con una fragata en el ejercicio Talisman Saber —que esta vez incluye un portaaviones británico—, por falta recursos económicos y la miopía geopolítica de quienes a la hora de aprobar y asignar fondos para la Defensa no comprenden la gran señal que se envía tanto a socios como a potenciales rivales cuando un buque chileno cruza el Pacífico para interoperar con las mejores marinas del mundo.

Con los corner partners, en adelante “socios angulares”, se comparten una geografía que nos proyecta hacia el Pacífico, intereses comunes respecto a la necesidad de asegurar el área por donde fluye el comercio, y valores tan fundamentales como la libertad de navegación y el respeto a la normativa internacional que regula los mares. También las marinas poseen una impronta británica de origen —la Royal Navy fue inspiración para la Armada imperial japonesa—, más procedimientos y equipos comunes que permiten interoperar de manera efectiva.

Es poco frecuente encontrarse con socios tan afines en el mar, pero esa afinidad requiere compromiso. Si vivimos en el mismo edificio llamado océano Pacífico, lo mínimo que podemos hacer es pagar los “gastos comunes” para gozar de sus ventajas y beneficios. La participación en ejercicios y operaciones navales combinadas es una forma de contribuir con esos gastos. De no hacerlo, no vamos a tener voz cuando los socios tengan que adoptar decisiones rutinarias o extraordinarias producto de emergencias. Asistir al ejercicio “Rimpac” el próximo año, por ejemplo, brindará la oportunidad de practicar con todos los países de las esquinas del Pacífico al mismo tiempo y muchos más.

Chile tiene todas las características para ser un país marítimo integral, algo que parecen reconocer mucho más las autoridades extranjeras que generan las condiciones para que sus marinas trabajen con sus pares de esta esquina. Muy diferente es lo que sucede con las locales, que participan con ánimo de las ceremonias del Mes de Mar en mayo, para luego en junio olvidarse del tema, y qué decir a la hora de proveer recursos suficientes.

En un mundo de alta incertidumbre y donde regresaron las guerras entre Estados, estar asociados con las democracias marítimas que se reparten en las esquinas del Pacífico solo suma. Restarse no debe ser opción.

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Director ejecutivo AthenaLab

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