COMENTARIO | Diplomacia militar: un aporte a la estabilidad en medio de la incertidumbre global

Cuando la seguridad ha vuelto a ser una de las variables más importantes de la política exterior durante estos tiempos de competencia estratégica y conflicto, resulta oportuno preguntarse por la función de la “diplomacia militar”, no siempre bien entendida y, por lo mismo, muchas veces subutilizada.

Si bien lecturas simplistas han tendido a disociar los ámbitos diplomático y militar, asumiendo que en el primero se buscaría evitar los conflictos y en el segundo se los protagoniza, lo cierto es que ambos concurren y se refuerzan en la defensa y promoción de los intereses nacionales. Embajadores y agregados de defensa trabajan por los mismos objetivos nacionales, aunque por vías diferentes, pero siempre aprovechando sus relaciones para posicionar mejor a sus países.

A la hora de buscar definiciones sobre lo que constituye la “diplomacia militar”, existen muchas, pero todas coinciden en el apoyo que prestan las fuerzas armadas a los objetivos de política exterior de los gobiernos por medios pacíficos, como se aprecia en los siguientes ejemplos:

Según Cottey y Forster[1], “la diplomacia militar es el uso de las fuerzas armadas y de sus capacidades en tiempo de paz para alcanzar objetivos de política exterior mediante medios no violentos o no coercitivos en grado significativo”.

Para Félix Arteaga, investigador principal del Real Instituto Elcano, “la Diplomacia de Defensa o Diplomacia Militar es el empleo coordinado de los instrumentos militares (agregados de defensa, ejercicios conjuntos, visitas de buques y autoridades militares, cooperación en materia de armamento, etc.) al servicio de los objetivos de política exterior del Estado”[2].

Por último, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) establece en una definición reciente que “la diplomacia militar incluye el conjunto de actividades realizadas por representantes de los ministerios de Defensa y las Fuerzas Armadas, más allá de sus misiones puramente militares, para apoyar los objetivos de política exterior y de seguridad”[3].

Para indagar en el tema, se envió una breve encuesta a agregados de Defensa basados en Chile, una decena de los cuales contestó de forma generosa y anónima las preguntas, entregando una valiosa orientación, que puede servir también para que los diplomáticos locales comprendan mejor el potencial de trabajar de forma más estrecha con los representantes de las fuerzas armadas en el extranjero.

1. A continuación, se muestra un listado de posibles tareas que realiza en su calidad de agregado de Defensa. Por cada una de las tareas que se mencionan, seleccione cuáles considera muy importante, algo importante y no importante, o si no aplica.

2. Según su opinión, ¿cómo calificaría su interacción cotidiana con las Fuerzas Armadas locales? [RESPUESTA ÚNICA]

3. A su juicio, cuando usted, por instrucción de su Ministerio de Defensa o mando superior, propone realizar ejercicios u operaciones combinadas con las fuerzas locales, ¿cómo es la respuesta que recibe? [RESPUESTA ÚNICA]

4. ¿Cuánto valor le asigna usted a las relaciones interpersonales para estrechar lazos entre fuerzas militares de su país y las locales? [RESPUESTA ÚNICA]

5. ¿En qué nuevas áreas se podría avanzar en cooperación militar con las Fuerzas Armadas locales? [RESPUESTA ESPONTÁNEA]

Vigilancia marítima; control de inversiones extranjeras en infraestructura crítica; compras de Defensa; cooperación en materia de equipamiento de Defensa y ejercicios a gran escala; ciberdefensa y defensa espacial; no necesariamente áreas nuevas, sino seguir desarrollando colaboración en áreas, como la esfera polar, mujeres-paz-y-seguridad, espacio y comercio de defensa; intercambio académico y capacitación; seguridad ciudadana.

BONUS: Si ha llegado hasta aquí… va una última pregunta divertida.  Si pudiera definir su trabajo identificándose con un personaje famoso, ¿cuál sería? [RESPUESTA ÚNICA]

Conclusiones

En el contexto actual, diplomacia militar es crucial para apoyar la política exterior, pues no solo establece las bases para un diálogo sostenido y confiable en materia de seguridad y defensa, sino que también sirve para despejar los malentendidos en momentos de crisis, o bien generar respuestas colectivas en caso de conflictos o catástrofes naturales.

Si bien la interacción de las personas es muy importante, los vínculos interinstitucionales también son clave para acercar a las fuerzas armadas a través del tiempo, puesto que los agregados de Defensa van cambiando. En algunos casos observados, las relaciones militares son, incluso, más estables que las relaciones diplomáticas, sobre todo cuando existe inestabilidad política o cuando la ideología distancia a los gobiernos de turno.

No siempre fáciles de organizar, los ejercicios combinados —como los que se han venido realizando últimamente con fuerzas especiales de otros países y buques extranjeros que pasan por Chile—, elevan la interoperabilidad, enriquecen el conocimiento cultural entre los uniformados involucrados y mejoran las capacidades nacionales para la gestión eficaz de contingencias.

Los agregados de Defensa realizan, por tanto, una valiosa tarea que requiere habilidades variadas, como la capacidad de entender el entorno donde se desenvuelven, identificar a sus potenciales socios e incluso forjar alianzas cuando se observan intereses coincidentes. En un mundo más volátil e incierto, como el actual, se puede afirmar que aportan una cuota de estabilidad más que necesaria.

Juan Pablo Toro V., director ejecutivo de AthenaLab

9 de diciembre de 2025

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[1] Cottey, A., & Forster, A. (2004). “Reshaping Defence Diplomacy: New Roles for Military Cooperation and Assistance” (p. 6). Adelphi Paper N.° 365, The International Institute for Strategic Studies. London, Routledge, p. 6.

[2] Arteaga, F. (2018). “La diplomacia de defensa”. En: Cuadernos de Estrategia, N.º 194, Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), Ministerio de Defensa de España, p. 25.

[3]North Atlantic Treaty Organization. (2021). NATO Military Policy on Military Diplomacy (MCM-0041-2021). NATO Unclassified, citado en: Rynning, S., & Schmitt, O. (2023). “Military Diplomacy in an Era of Great-Power Competition”. En: Survival, 65(4), p. 89.