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ANÁLISIS | Conexiones submarinas: Chile empieza a trazar su aproximación al Indo-Pacífico

La nueva ruta digital transoceánica conectará a Chile con Australia y Nueva Zelanda, dos países que son cada vez más mencionados como modelos de desarrollo por sus políticas inclusivas, que se encargan de atender demandas sociales en contextos democráticos, y de economías abiertas.

30 de julio de 2020 Juan Pablo Toro
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ANÁLISIS | Conexiones submarinas: Chile empieza a trazar su aproximación al Indo-Pacífico

Japan's trans-Pacific cable route plan prevails

Más allá de las razones económicas y técnicas, la decisión del Gobierno de Chile de elegir el trazado propuesto por Japón del cable de fibra óptica submarino que conectará Sudamérica con Asia podría ser el primer paso de una estrategia de aproximación al Indo-Pacífico, en medio de la tensión creciente entre China y Estados Unidos.

La nueva ruta digital transoceánica conectará a Chile con Australia y Nueva Zelanda[1], dos países que son cada vez más mencionados como modelos de desarrollo por sus políticas inclusivas, que se encargan de atender demandas sociales en contextos democráticos, y de economías abiertas.

El Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones explicó las consideraciones de la decisión que van desde a la rentabilidad del trazado por las distancias a cubrir, hasta el hecho de que Australia es un punto de intersección de redes de fibra óptica en Oceanía, continente en el cual Chile también está presente a través de Rapa Nui (un punto a donde ojalá llegué el cable, al igual que a Juan Fernández).

“Esta es la primera iniciativa que permitirá conectar a la región con Oceanía y finalmente con Asia, abriendo enormes oportunidades para que Chile se convierta en el Hub Digital de Sudamérica del lado del Pacífico, convirtiéndose de paso en un atractivo para distintas inversiones como datacenters y aquellas relacionadas con el comercio digital”, dijo la Ministra de Transportes y Telecomunicaciones, Gloria Hutt, en el comunicado institucional[2].

Este miércoles, el reputado Nikkei Asian Review[3] se encargó de contar la otra mitad de la historia, indicando que además de conectar Australia y Nueva Zelanda, el destino final de cable sería Japón. Este país representa el segundo socio comercial de Chile en Asia, con el cual se tiene una relación bilateral de 120 años y múltiples niveles de contacto que incluyen no solo la economía (APEC y TPP-11), sino también la defensa (Rimpac) y la cultura, por ejemplo.

El reporte de prensa nipona, todavía no confirmado por el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones, pero validado por otras fuentes conocedoras del tema, captó incluso la atención de destacados expertos.

Por ejemplo, el navalista del King’s College de Londres, Alessio Patalano, afirmó en Twitter que con esta decisión Chile ha llevado de facto a América Latina hacia el Indo-Pacífico y ha recordado que la presión política no necesariamente pasa por encima de las ventajas económicas o viene con costos económicos asociados. En el caso de Japón, esto demostraría que sus proyectos de infraestructura son atractivos y el éxito de su relación con Australia para darle forma al Indo-Pacífico.

El académico singapurense Collin Koh mencionó en la misma red “la mala racha” para la firma Huawei, que no es único actor en el mercado, algo que los “ejecutivos de la compañía quieren que todo el mundo crea”. Aunque tampoco se ha confirmado, se menciona a la empresa nipona NEC como la probable elegida para desarrollar el proyecto.

Lo cierto, es que la presión que ejerció China fue enorme para que Chile seleccionara la propuesta de la empresa de ese país, al igual que la de Estados Unidos para que se desestimara, creando un dilema incómodo, pero real, para  las autoridades.

En abril de 2019, el secretario de Estado, Mike Pompeo, de visita en Santiago, advirtió que si en Chile “usan sistemas no confiables dentro de su red, eso forzará a los Estados Unidos a tomar decisiones sobre dónde ponemos nuestra información también”[4], en referencia a las ofertas de Huawei por el cable y la red 5G. El canciller chino Wang Yi respondió en julio del mismo año, afirmando que “es injusto e inmoral que algunos países abusen de razones de seguridad nacional para poner obstáculos al desarrollo de empresas chinas”[5].

Tal como hemos dicho en varios documentos de AthenaLab, una de las tareas más urgentes de la política exterior de Chile es buscar un curso para navegar entre las aguas turbulentas entre Washington y Beijing y no salir dañado en el intento.

Al escoger que el cable pase por Australia, Nueva Zelanda y luego Japón, de alguna forma, Chile empieza a dar indicios del Indo-Pacífico al que aspira, donde no quede atrapado en las nuevas esferas de influencia (políticas, tecnológicas y comerciales) que buscan consolidar ambas potencias. Eso pasa por entender que el país no es dependiente de uno u otro socio, sino que del libre comercio como medio para prosperar. Tampoco lo es de una u otra empresa tecnológica, sino que de las nuevas tecnologías en general. Y que el mar es cada vez más importante para su desarrollo (el ciberespacio está en el fondo del océano). 

En su reciente libro “Indo-Pacific Empire: China, America and the Contest for the World’s Pivotal Region” (2020), Rory Medcalf precisa que el Indo-Pacífico aún se encuentra en las etapas iniciales de su configuración, en la cual habrá muchas combinaciones posibles de naciones, ya que ningún país será capaz de conseguir todos sus objetivos por sí solo en un mundo interconectado, lo que  debiera llevar a la cooperación entre actores de tamaño mediano. Multipolaridad, solidaridad y paciencia estratégica serán parte de lo que habrá en juego.

Por lo visto, las primeras muestras de lo anterior ya empiezan a darse.

POSDATA:

Como dijo Pantalano en su largo hilo de Twitter dedicado al tema, toda buena historia es, en el fondo, una historia naval. Por eso, recordó el vínculo que se creó entre Japón y Chile cuando la Armada vendió a ese país el crucero “Esmeralda”, que fue empleado bajo el nombre “Izumi” en la guerra ruso-japonesa (1904-1905). En el caso de Australia y Chile, está aún fresca la transferencia de dos fragatas clase Adelaide a la Escuadra.  


[1] El Mercurio, Cable transoceánico tiene trazado: unirá Chile, Nueva Zelandia y Australia, 26 de julio de 2020, página D8.

[2] Ministerio de Transporte y Telecomunicaciones de Chile, “Gobierno escoge ruta mediante Nueva Zelanda y hasta Australia para implementar el cable transoceánico”, en https://www.mtt.gob.cl/archivos/25891

[3] Nikkei Asian Review, “Chile picks Japan’s trans-Pacific cable route in snub to China”, https://asia.nikkei.com/Business/Telecommunication/Chile-picks-Japan-s-trans-Pacific-cable-route-in-snub-to-China

[4] CNN Chile, Pompeo advierte sobre Huawei: “Poner información en esa infraestructura china presenta riesgos a los ciudadanos de tu país”, en https://www.cnnchile.com/lodijeronencnn/mike-pompeo-entrevista-cnn-huawei-china_20190412/

[5] El Mercurio, Canciller Wang Yi: “Es injusto e inmoral que algunos países abusen de razones de seguridad nacional para poner obstáculos al desarrollo de empresas chinas”, 28 de julio de 2019, página A4.

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