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COMENTARIO |Repercusiones de la victoria de Petro en la seguridad regional

20 de junio de 2022
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COMENTARIO |Repercusiones de la victoria de Petro en la seguridad regional

La victoria de Gustavo Petro no solo plantea interrogantes para la propia Colombia, que nunca ha tenido un presidente proveniente de un partido de izquierda, sino que también abre muchas preguntas sobre el impacto que tendrá para la seguridad regional el arribo de un exguerrillero al Palacio de Nariño.

Primer productor mundial histórico de cocaína y cuna fértil de narcoinsurgencias, este país también es el mejor y más cercano socio de Estados Unidos en materia de seguridad. En las últimas dos décadas ha recibido más de US$ 11.000 millones en ayudas para la lucha antinarcóticos y antiguerrillera. Esto se ha traducido, sobre todo, en la entrega de equipos militares, entrenamiento, planificación de operaciones e inteligencia.

Más allá de los asesores, agentes y operativos encubiertos que circulan por Colombia, la nación andina incluso ha sido el único país en América Latina en recibir recientemente en terreno a una Brigada de Asistencia de Fuerza de Seguridad (SFAB, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, en una demostración de la cercanía de sus fuerzas militares.

También es fundamental para monitorear las actividades ilegales de la dictadura venezolana, que es tanto una amenaza para Colombia como un exportador de inseguridades para toda Sudamérica, a través de los descontrolados flujos migratorios y la expansión de sus grupos criminales (El Tren de Aragua, por ejemplo).

Si bien Petro se distanció de la llamada Revolución Bolivariana durante la campaña —con la cual tuvo una cercanía pública, en especial cuando estaba vivo Hugo Chávez—, el ahora presidente electo tiene un gran dilema si cumple su promesa de normalizar la relación con su vecino.

Es un hecho que el régimen de Nicolás Maduro permite la presencia de las guerrillas colombianas en su territorio; está armado y asesorado por Rusia y tiene vínculos pocos claros con Irán. Las fuerzas militares y policiales de Colombia no solo conocen bien esta realidad, y la sufren a diario en zonas de frontera, sino que también han compartido información con países amigos al respecto.  

RESPICE POLUM

Como era esperable, Washington envió un cálido mensaje para felicitar al ganador de las elecciones del domingo a la espera de “estrechar” relaciones. Mientras en su discurso, el candidato victorioso le pidió “corresponsabilidad” en el combate al cambio climático; es decir, si el país del norte es un gran emisor de gases de efecto invernadero, debe ayudar a los países que los absorben por medio de sus selvas y bosques.

Durante la campaña, Petro no antagonizó mucho con Estados Unidos, porque no tenía mucho sentido si quien gobierna es Joe Biden y no Donald Trump. Sin embargo, el consenso bipartidista que ha permitido que la ayuda a Colombia fluya va a resquebrajarse con un líder que tiene más bien una historia común con Cuba, Nicaragua y Venezuela, regímenes con los cuales quiere dialogar “sin exclusiones”. No fue muy auspicioso que el muy conectado embajador de Colombia en Estados Unidos y ex ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, renunciará inmediatamente ayer.

Con más o menos énfasis, la doctrina de respice polum (o “de la estrella polar”) que legó el presidente Marco Fidel Suárez (1918-1921), ha sido una de las constantes de la política exterior de los últimos 100 años en Colombia. En términos sencillos, dice que el país debe apuntar al norte, buscando una relación amistosa y prioritaria con Estados Unidos. Eso se traduce en intensos vínculos políticos, comerciales y de seguridad. Habrá que ver cuánto está dispuesto a cambiar de eso Petro, quien en su discurso triunfal ya le propuso a “América Latina integrarnos más decididamente”.

POLÍTICA ANTIDROGAS

Sobre la crucial política antidrogas, el presidente electo promueve una “política verde”, es decir, más amigable con el medio ambiente en cuanto a la sustitución de cultivos ilícitos. Estos programas, de hecho, se implementan hace décadas, pero tienen que complementarse, necesariamente, con la destrucción rápida de los mismos, si no el ritmo expansión es mayor.

Hoy se está produciendo un récord de más de 1.000 toneladas métricas al año de cocaína en Colombia, según cifras de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, argumento que sirve tanto para quienes dicen que la política frontal antidrogas no produce resultados como para quienes insisten en intensificar la lucha que se apaciguó durante el proceso de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, que impulsó el presidente Juan Manuel Santos (2010-2018).

Por otra parte, el futuro gobernante izquierdista ha manifestado sus dudas sobre el mecanismo de extradición, diciendo que prefiere que los detenidos primero paguen sus crímenes en el país antes de enfrentar a la justicia estadounidense; aunque esta última sea el gran temor de capos de la droga, jefes guerrilleros y líderes paramilitares.

Al respecto, cabe recordar el estruendoso fracaso de la política de “abrazos, no balazos” de Andrés Manuel López Obrador, el presidente izquierdista de México que intentó replantear la lucha contra las drogas desde un enfoque social, pero se encontró ante la necesidad de dar más y más poder a los militares para enfrentar a carteles que solo entienden el lenguaje de la fuerza.

SOCIO EXTRA OTAN

Durante la pasada campaña pasó casi desapercibido el logro del presidente Iván Duque, de que Colombia fuese nombrada aliada principal extra de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), institución militar que ha cobrado mucho protagonismo por su rol frente a la agresión de Rusia a Ucrania. En la práctica, eso permitirá al país andino comprar con mayor facilidad armamento del bloque y acceder a su tecnología.

Mientras la Alianza Atlántica ya pidió apoyo para que desminadores del Ejército colombiano entrenen a sus pares de Ucrania, es sabido que la Fuerza Aérea de la nación andina enfrenta la urgencia de reponer sus cazas de combate ante la inminente baja de los Kfir. En la contienda, el F-16 siempre ha figurado como candidato natural. Este alineamiento, ya no solo con Estados Unidos, sino con la misma OTAN, probablemente quedará puesto a prueba durante la administración Petro.

Por el rol que tiene Colombia en la seguridad regional, en la lucha antidrogas y en la contención de las actividades de Venezuela de la mano de Estados Unidos, el giro político dado por Colombia de la mano de Petro va a tener grandes repercusiones en una América Latina ya azotada por la inestabilidad política, la crisis económica y el descontento social, todo en medio de una ola de criminalidad que se aprovecha de lo anterior.

Juan Pablo Toro

20 de junio de 2022

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