
Baquedano en el Chile de los 1880 era el equivalente a un rockstar, ello a pesar de ser como persona todo lo contrario. Se le ofreció no sólo ser senador sino también presidente. Era esencialmente un militar que nunca dejó de serlo.

Si queremos que estén bajo la custodia del Ejército de Chile, necesariamente la Plaza Baquedano tendría que quedar asignada a la comandancia general de la Guarnición Militar de la Región Metropolitana, tal como sucede con el Altar de la Patria en donde descansan los restos de O’Higgins.

Este 12 de febrero se celebró un nuevo aniversario de la firma del acta de independencia de Chile, pero, en vez de recordarlo se ha discutido sobre la reubicación de un héroe de nuestra historia.

Las Condes necesita cambios en probidad, control interno, auditoria, seguridad, y de buena gestión, pero tan importante como ello es asegurar que los servicios básicos se mantengan durante las transiciones, porque de lo contrario, la luna de miel de la alcaldesa será corta.

Están primeros porque son el eslabón más débil, la carne de cañón que realiza el trabajo sucio y si es que logran extender su vida más allá de los 25 años, aspiran a puestos de liderazgo en el entorno criminal.

Claramente toda ley y todo sistema puede mejorar, pero esperar que sólo por la vía de mejorar la ley existente vamos a cambiar notoriamente las capacidades y efectividad del sistema es ser en extremo iluso.

El crimen organizado tiene diversas facetas, pero la que ha llegado al país es la que necesita a la cárcel para expandirse. Detener a los cabecillas lo único que hace es trasladar su oficina.

Llegó la hora de que la ley 2.0 de seguridad municipal avance en el Congreso, lo que ayudaría a resolver parte del problema, problema que no se resuelve de lleno si es que no se aumentan las dotaciones de carabineros, o bien se permite que las municipalidades tengan sus propios cuerpos policiales.

Realizar ajustes es normal, pero efectuarlos a las instituciones que se dedican a la defensa y seguridad nacional no es algo recomendable, debido a que cumplen algunas de las labores y obligaciones principales del Estado, las que están en el artículo 1 de la Constitución.

Ya sea por falta de capacidades, de herramientas, de voluntad política o simple desconocimiento, el Estado está perdiendo el control del territorio y dejando importantes vacíos que son llenados por alguien más.